CAPITAL PSICOLÓGICO PERSONAL Y BIG DATA.

La gestión responsable de los recursos y la sostenibilidad ha dejado de ser una alternativa posible para convertirse en una necesidad cierta y las organizaciones son conscientes de ello. Igual que el ser humano debe preservar los recursos finitos del hábitat en el que se reproduce, las organizaciones deben ser capaces de construir un nuevo marco relacional que aporte bienestar a su intangible más valioso y determinante, las personas.

Con bienestar organizacional me refiero al resultado de la generación de recursos psicológicos personales (optimismo, autoeficacia, resiliencia, dominio de metas, resistencia, etc.) que permiten, entre otras cosas, fomentar la capacidad de afrontamiento ante retos y pérdidas y la toma inteligente de decisiones.

Hay dos grandes razones para ello. En primer lugar, las organizaciones necesitan construir un nuevo tipo de relación que genere un vínculo poderoso con sus trabajadores y que vaya más allá de la mera unión económica o transaccional. Por otro lado, el tipo de capital que con mayor incidencia determina el resultado en las organizaciones es el capital psicológico de las personas que la conforman. Eliminar las tareas repetitivas y el peso que la cantidad y la calidad de las interacciones sociales tiene en el valor del producto que las organizaciones colocan en el mercado, son la causa.

Pero existe un tercer motivo.  En las organizaciones del siglo XXI la idea de carreras profesionales seguras, ascendentes y previsibles está desapareciendo. El concepto de empleabilidad ha sustituido al de seguridad. Es la capacidad de mantener el atractivo laboral a través de aprendizajes y transiciones profesionales lo que marca la longevidad de una carrera y, además, esa empleabilidad ha pasado a ser responsabilidad de la persona y no de la organización; lo que hace aún más necesario desarrollar nuevas habilidades que faciliten su gestión.

Por lo tanto, la eliminación de tareas repetitivas, el incremento de interacciones sociales, la necesidad de manejar recursos sostenibles y la de gestionar nuestra propia carrera profesional son los factores más determinantes por los que los recursos psicológicos se han convertido en los intangibles más determinantes para personas y organizaciones.

Por eso es tan importante conocer el positive self-capital de cada una de las personas que forman parte de una organización. Las tradicionales assessments de objetivos y desempeño quedan obsoletos sin cruzarlos con la información relativa al capital psicológico personal. Y una medición moderna incluye fuentes primarias, habilidades y recursos personales y no solo experiencia laboral, de ahí que sea fundamental abrir la puerta al Big Data en los departamentos de personas.

Es un hecho probado que el valor diferencial de esta década recién estrenada no es solo qué sabemos (Capital Humano) o a quién conocemos (Capital Social) sino que tiene que ver con quiénes somos o en quiénes podemos convertirnos (Capital Psicológico). Ahí están los recursos que nos permitirán sacar provecho de nuestros miedos e ir más allá.

José Antonio Gutiérrez:

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