Cuando las organizaciones o instituciones como la OCDE piden desarrollar la capacidad para resolver problemas complejos, espíritu crítico o resiliencia, no solo hablan de nuevas habilidades en la sociedad de las conexiones. Nos piden generar recursos psicológicos y habilidades socioemocionales que incrementen nuestra capacidad para tomar decisiones, conectar con nuestro entorno y tomar el mando de nuestra propia carrera profesional. Nos hablan de generar recursos propios.
En esta nueva realidad, ninguna organización ni institución con verdaderas aspiraciones de supervivencia, puede permitirse arrojar más talento fuera de su sistema productivo por una simple cuestión de género. Las actuaciones de las presidentas de Nueva Zelanda, Dinamarca y Corea del Sur, tan alabadas en la gestión de los últimos 100 días de nuestras vidas, han puesto de manifiesto un extraordinario liderazgo. ¿Existe verdaderamente un liderazgo femenino?
…Pero dirigir es algo más que mandar y obedecer, implica tareas más complejas y de mayor rango como, por ejemplo, proveer de dirección y de propósito a un equipo o ejercer influencia e inspiración para que cada persona sea capaz de encontrar el haz de luz propio con el que contribuir a la solución de problemas…
Seleccionar y elegir a las personas al frente de posiciones clave dentro de una empresa es, probablemente, una de las decisiones más estratégicas y de mayor impacto dentro de una organización…
La necesidad de tener a los mejores equipos humanos se acrecienta porque en entornos complejos y en contextos de cambios, la individualidad, tal y como se está demostrando, es menos eficiente que las estructuras grupales y colaborativas y, para ello, la selección de un adecuado modelo de liderazgo que sepa gestionarlo será determinante.