El perverso círculo de la titulación
Está suficientemente comprobado que facilitar el acceso a la educación es una vía para reducir la desigualdad. Sin embargo, esta ruta de ascenso al Everest social, que aparentemente tan bien funcionó durante el siglo XX, esconde algunos espejismos y parece ir agostándose con el paso de los años.
Entre los espejismos, encontramos teorías alternativas respecto a la función que las instituciones educativas han cumplido en las sociedades capitalistas y a pensadores como Althusser, Bourdieu o Passeron que defienden que la principal misión de la escuela es la reproducción de las desigualdades.
Esta línea de pensamiento explica que el principal motivo por el que las instituciones educativas son incapaces de corregir las desigualdades sociales es porque el aprendizaje se basa en la cultura e ideología de la clase dominante. Los niños socializados desde la infancia en estos modelos culturales, acuden a la escuela familiarizados con lo que se va a exigir de ellos, por lo que se desenvuelven con mayor destreza y provocan una brecha de aprendizaje con el resto muy difícil de salvar.
Exagerada o no, una cosa es cierta. Existe una clara correlación entre el nivel cultural de los progenitores y el nivel de estudios alcanzando por los hijos. Y no solo por una cuestión cultural. La posibilidad real de movilizar recursos económicos en pro de títulos diferenciales resulta determinante; títulos que ofrezcan las credenciales más valiosas.
Fuente: Educación alcanzada por los hijos en función de la educación del padre. Fuente INE. Encuesta de condiciones de vida. Módulo año 2011. Transmisión intergeneracional de la pobreza
La apertura de la formación universitaria a toda la población y la ausencia de estudios profesionales intermedios mínimamente respetados, provocaron el encarecimiento de determinados itinerarios educativos como estrategia de las elites sociales para mantener el cierre social a determinadas posiciones de gobierno. Y, como una suerte de vasos comunicantes, el de masificación y de pérdida de valor de otros itinerarios y titulaciones.
¿Resultado? Frustración, falta de acomodo al mercado laboral y el fenómeno de la sobrecualificación, que en España alcanza niveles insostenibles. Más títulos, más formación, más inversión, más inflación en el número de títulos necesarios para alcanzar una mínima diferenciación, aunque no necesariamente un mayor conocimiento.
La creación de algunas de las empresas más poderosas del planeta por parte de jóvenes brillantes sin estudios universitarios concluidos y el papel determinante que la tecnología comenzó a ocupar en nuestra sociedad, acabó por subvertir la receta del éxito y por abrir nuevas vías de ascensión a la cumbre. El fenómeno de las start ups es un buen ejemplo. El nacimiento de la industria 4.0 y la necesidad de nuevas competencias pueden acabar de cambiar las reglas de juego del mercado de la formación. No solo hay que digitalizar la enseñanza, es otra cosa.
Hard Skills, las habilidades técnicas adquiridas a través de la formación, conviven a la misma altura con las cognitivas, digitales y las socioemocionales, denominadas soft skills. En este mundo interconectado, líquido y flexible en el que vivimos, el conocimiento no vale sin la capacidad práctica para conseguir que las cosas sucedan y sin la habilidad para inspirar, cooperar y generar vínculos sostenibles y de calidad en nuestras interacciones con otras personas.
El valor del producto o servicio colocado por las organizaciones en el mercado es proporcional a la calidad de sus interacciones sociales internas. Por eso, las estructuras organizativas deberán mutar para facilitar los flujos de información, conocimiento y relación, verdadera clave de bóveda sobre la que construir la nueva arquitectura organizacional.
A pesar de todo, el verano es un buen momento para buscar, pensar y analizar las alternativas de un mercado, el de la formación, que la tecnología ha disparado, aunque no necesariamente mejorado. Pero, tanto si tus recursos te permiten acceder al más exclusivo de los lugares como si te mueves en otra franja más limitada, no dejes de mirar contenidos, analizar propuestas, no sucumbas a espejismos, e intenta averiguar lo que de verdad quieres alcanzar, lo que te hace falta y las verdaderas habilidades que necesitas para ello. La información está y existen valiosas alternativas. Lo que marca la diferencia es la capacidad para filtrar y encontrarlas.